domingo, 19 de octubre de 2014

EL ESPÍRITU SANTO EN LA IGLESIA


LA IGLESIA NACE DEL ESPÍRITU


Nacimiento de la Iglesia en Pentecostés:

La Iglesia preparada por Cristo durante su vida terrena, nació en Pentecostés. Este mismo día llega a la plenitud la revelación del Espíritu Santo como la tercera persona de la Trinidad y se consagra también la revelación del Padre y del Hijo porque ellos lo han enviado a la familia apostólica que es la Iglesia.

La Palabra Iglesia proviene de dos vocablos griegos: ék y klesía, que significan "la llamada de ...". Se refiere a la comunidad convocada por el Señor de entre los distintos pueblos para una misión, que es la de continuar el misterio salvador de su Hijo a favor del mundo.


Desde los Hechos de los Apóstoles el Espíritu Santo se revela como aquel que llama a quienes van a formar esa comunidad elegida, los unge con el Bautismo y los instruye con la palabra de Jesús. Él es quien elige a los Apóstoles a quienes habrá de enviar para llevar el mensaje del Señor a las naciones y el que los acompaña en sus empresas. Desde el comienzo de su vocación, San Pablo experimentó la presencia del Espíritu en su transformación interior de pecador a "vaso elegido" para llevar el nombre del Señor a los distintos pueblos; descubrió su acción en la obra apostólica que Él realizaba y en comunidad cristiana mediante sus dones y carismas.


Don del Padre y del Hijo:

El Padre es siempre el origen de la vida, por eso la escritura llama a Dios Padre. Pero, como enseña San Juan acerca del Hijo: "En Él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres" (Jn 1, 4). La Iglesia enseña que es el Espíritu Santo que da la vida, es "el don", es decir el regalo del Padre y del Hijo. Ya hemos visto anteriormente, que Jesús prometió que pediría al Padre que nos enviara su Espíritu, y Él mismo nos lo mandaría, una vez que regresara a la casa del Padre después de resucitar de entre los muertos..

San Lucas descubrió, en los Hechos de los Apótoles, que en Pentecostés se ha cumplido esta promesa. Cuandon San Pedro, una vez resivido el Espíritu Santo, se lanzó a predicar a la multitud que se había reunido en Jerusalén para la fiesta, les reveló quién es Jesús, ese mismo al que habían crucificado en la anterior fiesta de la Pascua, y cómo el Señor había cumplido su promesa: "A este Jesús Dios lo resucitó, y de ellos somos testigos todos nosotros. El poder de Dios lo ha exaltado, y Él, habiendo resivido del Padre el Espíriti Santo Prometido, lo ha derramado, como ahora lo están viendo y oyendo" (Hch 2, 32-33).


Bautismo y Eucaristía:


Estos dos son los sacramentos de los que brota la comunidad de la Iglesia, porque son aquellos en los cuales el Espíritu Santo inicia en los cirstianos su obra santificadora; esto lo podemos ver claramente en los Hechos de los Apóstoles. Una vez que Pedro terminó de Proclamar a la multitud quién es Jesús, muchos de los oyentes preguntaron a los Apóstoles: "¨¿Qué debemos hacer, hermanos?¨ Pedro les respondió ¨Conviértanse y háganse bautizar cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para que queden perdonados sus pecados. Entonces recibirán el don del Espíritu Santo¨"(Hch 2, 37-38). Ese día, nos dice San Lucas, se bautizaron unas tres mil personas, y lo primero que hicieron los nuevos cristianos fue lo siguiente: "Los que habían sido bautizados se dedicaban con perseverancia a escuchar la enseñanza de los Apóstoles, vivían unidos y participan en la fracción del pan y en las oraciones"  (Hch 2, 42) éste término "Fracción del Pan" es el nombre más común que el Nuevo Testamento da a la celebración de la Eucaristía.

También San Pablo enseña la misma doctrina: La Eucaristía forma la Iglesia, y lo hace por la obra del Espíritu Santo; lo dice en dos párrafos:

  • 1 Cor 10, 14-17: "El Pan que partimos, ¿no es acaso participación en el cuerpo de Cristo? pues el Pan es uno solo y todos compartimos ese único pan, todos formamos un solo cuerpo". Como claramente se ve, el Apóstol explica a sus fieles cómo la comunión con el cuerpo eucarístico de Cristo es lo que nos hace formar en Él un solo cuerpo, es decir la Iglesia.
  • 1 Cor 12, 12-13: Hablando de los carismas del Espíritu Santo, nos dice que es el mismo Espíritu Santo quien forma este Cuerpo: "Del mismo modo que el cuerpo es uno" y tiene muchos miebros,  y todos los miembros del cuerpo, por muchos que sean, no forman sino un solo cuerpo, así también Cristo. Porque todos nosotros, judíos y no judíos, esclavos o libres, hemos resivido un solo Espíritu, a fin de formar un solo cuerpo; y también todos participamos del mismo Espíritu".

LA OBRA DEL ESPÍRITU EN LA IGLESIA




El Concilio Vaticano II describió a la Iglesia como Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu; y vio la Trinidad como el modelo de la unidad en la Iglesia, cuyo centro de unión es el Espíritu Santo. La Iglesia se transforma en un misterio de comunión a semejanza de la Trinidad, cuyo lazo es el Espíritu de Amor.


La misión apostólica:

San Lucas también aplica al Espíritu Santo la misión apostólica de la Iglesia. El mismo Jesús resucitado,  antes de subir a la derecha del Padre, les mandó esperar unos días la promesa del Padre para luego lanzarse a predicarlo en todas las naciones: "Recibirán la fuerza del Espíritu Santo; el vendrá sobre ustedes para que sean mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los extremos de la tierra" (Hch 1, 8). Desde el momento en que descendio el Espíritu Santo sobre el grupo de los apóstoles y de esta manera los ungió como testigos de Cristo, constantemente es Él quien elige y manda a los evangelizadores, ungiéndolos mediante la imposición de manos de los Apóstoles, como signo de la transmisión del Espíritu Santo, que han recibido.



La construcción de la Iglesia:


La Iglesia no puede ser una obra humana. Como vimos anteriormente, la misma palabra "ekklesía" significa "la (comunidad) que ha sido llamada". Así que no puede pretender formarse por sí misma. Es el Espíritu Santo quien la construye, tal como escribe San Pablo.


El Apóstol sabe que desde el libro del Éxodo, el Pueblo de Dios no se formó como una creación política por propia iniciativa de las tribus en el desierto; sino que fue Yahvé quien la sacó de la esclavitud de Egipto para ser de ellas "un pueblo de mi propiedad sacerdotal y santo" (Ex 19 5-6). Como Israel se edificó por medio de la Alianza que Dios estableció con él para salvarlo como pueblo, los fieles israelitas cayeron muy bien en la cuenta de que Dios no los salvaba solos, como individuos aislados, sino unidos en la comunidad de su pueblo. También, en el Nuevo Tetamento, el Padre ha querido reunir a aquellos a quienes ha invitado a ser sus hijos, en la comunidad del nuevo Israel que es la Iglesia. Así como su antiguo pueblo fue convocado y guiado por su Espíritu, asi también su nuevo pueblo regado con la sangre de su Hijo, será obra del mismo Espíritu.


San Pablo usa la imagen de la Iglesia como Templo de Dios, que le era tan querida. Cada uno de los bautizados, sean judíos o gentiles, están destinados a ser "piedras vivas" para construir ese Templo. Pero la piedra angular que sirve como la clave de su cimiento, es Cristo. El Arquitecto es el Espíritu: "El mismo Cristo es la piedra fundamental en quien toda la construcción, bien trabada, va creciendo hasta formar un Templo consagrado al Señor. En Él también ustedes van formando juntos parte de la construcción, hasta llegar a ser, por medio del Espíritu, la morada de Dios" (Ef  2, 20-22).


Video del canal en Youtube de The Vatican en Español sobre el Espíritu Santo en la Iglesia


"El Espíritu Santo es la presencia viva de Dios en la Iglesia. Es el que hace que la Iglesia ande, el que hace que la Iglesia camine. Cada vez más, más allá de los límites, hacia adelante. El Espíritu Santo con sus dones guía a la Iglesia. No se puede comprender la Iglesia de Jesús sin este Paráclito, que el Señor nos envía para ello".




The Vatican - Español

Publicado 12/5/2014


La unidad de la Iglesia:

Así como el cuerpo de Cristo y el Templo de Dios es uno solo, así también lo es su Iglesia, que es su cuerpo y su templo. Por eso, el mismo Espíritu que edifica la Iglesia, la construye como una sola. Las divisiones en ellas son, pues, una infidelidad a la obra del Espíritu Santo, como escribe el Apóstol: "Todos nosotros, judíos o no judios,  esclavos o libres, hemos recibido un mismo Espíritu en el bautismo, a fin de formar un solo cuerpo; y también todos participamos del mismo Espíritu" (1 Cor 12, 13). Por eso la Iglesia Católica afirma con todo su empeño que la unidad entre los cristianos es obra del Espiritu Santo, por la que debemos siempre orar y luchar con todas nuestras fuerzas, evitando toda división entre nosotros.



La Iglesia sacramento de la unión íntima con Dios:



Podemos remontarnos al Cenáculo donde Jesucristo revela el Espíritu Santo como Paráclito, como Espíritu de la Verdad, y habla de su propia "partida" mediante la Cruz como condición necesaria de su "venida": "Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré". Hemos visto que este anuncioha tenido ya su primera realización la tarde del dís de Pacua y luego durante la celebración de Pentecostés en Jerusalén, y que desde entonces se verifica en la historia de la humanidad a través de la Iglesia.


A la luz de este anuncio adquiere igualmente pleno significado lo que Jesús, durante la última Cena, dice a propósito de su nueva "venida". En efecto, es significativo que en el mismo discurso de despedida, anuncie no sólo su "partida", sino tambien su nueva "venida". Dice textualmente: "No os dejaré huérfanos; volveré a vosotros". Y en el momento de la despedida definitiva, antes de subir al cielo, repetirá aun más explícitamente: "He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo".


Esta nueva venida de Cristo, este continuo venir para estar con los apóstoles y con la Iglesia, este "yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo", ciertamente no cambia el hecho de su "partida"; le sigue a ésa tras la conclusión de la actividad mesiánica de Cristo en la tierra, y tiene lugar en el marco del preanunciado envío del Espíritu Santo y, por así decir, se encuadra dentro de su misma misión. Y sin embargo se cumple por obra del Espíritu Santo, el cual hace que Cristo, que se ha ido, venga ahora y siempre de un modo nuevo. Esta nueva venida de Cristo por obra del Espíritu Santo y su constante presencia y acción en la vida espiritual, se realizan en la realidad sacramental. En ella Cristo, que se ha ido en su humanidad visible, viene, está presente y actúa en la Iglesia de una manera tan íntima que la constituye como Cuerpo suyo. En cuanto tal, la Iglesia vive, actúa y crece "hasta el fin del mundo". Todo esto acontece por obra del Espíritu Santo.



Audiencia general del Papa Francisco: el Espíritu Santo y la Iglesia. Gracias al Canal en Youtube de Rome Reports





Papa Francisco en la Audiencia general: El Espíritu Santo y la Iglesia son inseparables

ROME REPORTS en Español

Publicado el 22/5/2013
http://es.romereports.com

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