domingo, 19 de octubre de 2014

LA FE EN EL ESPÍRITU SANTO

DOCTRINA DE SAN ATANASIO

  • Argumento teológico:
San Atansio enseña que en ningún lugar de la Sagrada Escritura se presenta al Espíritu Santo como una creatura. Ciertamente la Biblia tampoco dice directamente que el Espíritu Santo es Dios, sino que a la manera hebrea le atriuye todas las obras y cualidades que son las mismas del Padre y del Hijo. Por eso, o la divinidad de Dios Padre e Hijo, o se confiesan junto con la divinidad del Espíritu Santo, o juntas caen; no se puede dividir la fe en Dios.

Las obras del Espíritu Santo son semejantes a las que realiza el Hijo (osea el Verbo) de Dios. Por ejemplo, la profecía (que como sabemos es una obra divina); si los profetas pudieron anunciar la Palabra de Dios, fue porque el Verbo bajó sobre ellos y fueron inspirados por el Espíritu Santo. Por eso concluye San Atanasio: "El Espíritu no puede separarse del Verbo". Otra obra es la Encarnación; la decidió el Padre para realizar por medio de ella su plan de salvación a nuestro favor. Su Hijo se formó un cuerpo en el seno de la Virgen María; pero realizó esta obra por la acción del Espíritu Santo. La Encarnación del Hijo de Dios es pues, una obra trinitaria en la cual los tres, Padre, Hijo y Espíritu Santo, al mismo tiempo realizan una misma y única obra. San Atansio escribe: "El Verbo se formó y modeló para sí un cuerpo en el Espíritu". Por eso si alguna niega que el Espíritu Santo es Dios, también debería negar que el Hijo de Dios es Dios. De esta manera concluye San Atanasio: "Los que así yerran tampoco pueden tener una sana fe en Dios como Padre".


  • Argumento bíblico:

Si algunos tienen al Espíritu Santo como uan creatura, sería tanto como afirmar que una creatura es la que los salva y santifica, ya que la obra principal que el Espíritu realiza en nosotros es Santificarnos. También es el Espíritu Santo el que da la vida, como nos enseña la Sagrada Escritura, por ejemplo en Romanos 1, 1-4 y 8, 11: Dios resucitó a Jesucristo por su Espíritu. De modo semejante, dice San Pablo, "dará la vida a sus cuerpos mortales si su Espíritu habita en ustedes". Entonces, ¿Cómo puede resucitarnos una creatura? si el Espíritu Santo no es Dios, tendríamos que desconfiar de nuestra propia resurrección de entre los muertos, porque ni siquiera Cristo habría resucitado.

Además, el Espíritu Santo es quien ungió a Jesús para que fuera el Cristo (es decir "el Ungido") y de modo parecido nos unge a nosotros para sernos cristianos (es decir, "ungidos como Cristo"). Si el Espíritu  Santo no fuera Dios, sino solamente una creatura (por más alta que sea), entonce no participaríamos de la naturaleza divina (como enseña San Pedro 2 Pe 1, 4); es decir, no seríamos elevados al nivel de Hijos de Dios en Cristo, como enseña San Pablo en Rom 8, 14-17 y Ga 4, 6-7.

Finalmente San Atanasio nos dice que la Bilbia nunca afirma de Él cualidades propias de una creatura, sino las propias de Dios. Por ejemplo dice de Él que es inmutable, que llena toda la tierra y como el Verbo está presnte en todas las cosas (Por ejemplo el Sal 139, 7; Sab 7, 22-23), es uno y único mientras que las creaturas somos muchas, cambiamos y ocupamos un lugar, ninguna llena todo el universo.


  • Argumento litúrgico:
En último lugar hace uso del argumento litúrgico, sobre todo del bautismo. Aplica el principio teológico que ya hemos visto: la Iglesia no puede orar (sobre todo en su oración litúrgica) sino según su fe, y no puede creer sino como hemos sido bautizados "En el nomnre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt 28, 19) incluso los herejes si se dicen cristianos, han debido resivir este bautismo, que no puede estar mezclado de Dios y de creatura, sino que todos hemos sido hechos cristianos e hijos de Dios en el nombre de Dios. Por eso escribe San Atanasio:

Así como es único el bautismo que se confiere en el Padre y el Hijo y el Espíritu, así es única la fe en la trinidad; como dice el Apóstol (Ef 4, 5); de este modo, la santa trinidad es de tal manera idéntica así misma e intimamente unida, que nada tiene en sí de creado. Es,  pues, indivisible la unidad de la Trinidad, así como es una sola nuestra fe en ella.


DOCTRINA DE SAN BASILIO


  • Argumento bíblico:

San Basilio, ante todo, les hace caer en la cuenta de que nuestra fe parte siempre de la revelación de Dios por su Palabra, la cual lo llama "Espíritu de Dios", "Espíritu de la Verdad", "Que procede del Padre" y lo llama "Santo", con un calificativo que coincide con el da al Padre y al Hijo. La Sagrada Escritura no lo llama Santo porque haya sido santificado como nosotros, sino porque santifica, porque eleva a las creaturas para participar en la vida de Dios y alcanzar su fin último.

Nosotros recibimos la salvación "siendo sepultados con Cristo en el bautismo" para morir y resucitar con Él. Toda es obra del Espíritu: el que seamos ungidos como Cristo y el que resucitemos con ÉL. La Palabra del Señor enseñó que Cristo instituyó el sacramento del Bautismo para que, sepultados en el agua, participemos en la vida por el Espíritu; porque no es el agua la que nos da la vida (el agua es solo su símbolo) sino el Espíritu. De éste y no del agua, proviene la gracia, la cual es la que garantiza nuestra futura resurrección con Cristo. Por esto San Basilio escribe: "Si alguien definiese el Evangelio como una prefiguración de la vida en la resurrección, no me parecería lejos de la verdad"; ya que por el Espíritu Santo, según la biblia, se realiza nuestra filiación adoptiva, entramos en comunión con Cristo y podemos participar de la vida eterna.


  • Argumento litúrgico:
El Espíritu Santo es, pues, inseparable del Padre y del Hijo en toda la obra de nuestra salvación, por eso le damos gloria junto con el Padre y el Hijo. Entonces, ¿Por qué no le hemos de adorar y dar gloria - se pregunta San Basilio - , si el Espíritu Santo, según la escritura, participa de todas las cualidades y obras divinas, y la palabra de Dios afirma de Él todos los nombres, títulos y obras que también afirma del Padre y del Hijo? Conocemos que existe desde siempre como el Padre y el Hijo, cuando leemos que participó en la creación. Sabemos que Él preparó la venida del Hijo de Dios por medio del servicio de los profetas a los que inspiró (y sabemos que la profecía es obra divina).

La escritura dice de Él las misma acciones que del Padre y del Hijo, como elegir y enviar a los apóstoles a la misión, llamar a Pablo y a Bernabé y guiar a su pueblo. Si es así, ¿Por qué debe negársele el darle gloria como al Padre y al Hijo? La gloria no es algo postizo, sino que es la manifestación de la grandeza de Dios a través de sus obras. Por eso, glorificar al Espíritu no es sino reconocer (como lo hace la escritura) sus maravillas y acciones a favor nuestro. Si debemis reconocer los dones del Espíritu, y en esto conciste su gloria, ¿por qué no ha de colocarse con el Padre y el Hijo, si junto con ellos lleva a cabo toda la obra de nuestra salvación?.


DOCTRINA DE SAN GREGORIO DE NACIANZO


  • El Espíritu Santo es Dios:
Ante todo, el fue el primero en afirmar abiertamente que, si la Escritura le atribuye todas las cualidades y obras divinas, entonces debemos confesar en nuestra fe que Él es Dios.


Él aclaró, antes que nadie que si bien está revelado en la Sagrada Escritura que hay un solo Dios, también ella nos enseña que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Este es, precisamente, el misterio de Dios, el ser en su naturaleza (es decir, en lo que Él es) uno solo, y sin embargo, existir como tres personas. esto no lo alcanzamos a entender completamente los seres humanos, porque no conocemos a Dios directamente, sino solo en sus manifestaciones a favor de nuestra salvación. Claro está que el ser Dios supera con mucho nuestro ser humano. Si Afirmamos, pues, que Dios es uno y Trino, nio lo hacemos porque conozcamos ni entandamos todo lo que Él es, sino porque Él, que sí se conoce así mismo, de esta manera nos lo ha revelado. Aunque este modo de hablar nuestro no es perfecto, sí es el mejor que podemos usar para decir con palabras aquello que Dios nos ha dicho a cerca de sí mismo.


  • En qué se distingue del  Hijo:
Tampoco llegamos a conocer completamente en qué se distingue el Hijo y el Espíritu Santo, fuera de lo que nos enseñan las Escrituras:  que el Hijo se llama así porque desde toda la eternidad fue engendrado por el Padre. En cambio del Espíitu Santo la Sagrada Escritura nos enseña que "proviene del Padre", pero no nos dice cómo. Por eso, fieles a la palabra de Dios, distinguimos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, por más que no sepamos explicarlo completamente. Por eso San Gregorio concluye: "Pues del Padre procede, no es creatura; y por el hecho de no ser engendrado, no es Hijo. Mas, como está entre el Padre y el Hijo, es Dios". Más adelante añade que, si el Espíritu Santo es Dios, entonces no se ve ningún motivo por el cual no debamos adorarlo y glorificarlo como al Padre y al Hijo,  y junto con ellos. Por eso concluye en su discurso teológico, que "hemos de adorar a Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo".



EL CREDO DEL I CONCILIO DE CONSTANTINOPLA (AÑO 381)


  • El Símbolo de la fe:
En el año 381, dos años después de la muerte de San Basilio, se celebró el primer concilio de Constantinopla, precidido por el patriarca de esa ciudad, San Gregorio de Nacianzo. Los obispos orientales se reunieron para responder a los herejes pneumatómacos, de una vez para siempre, definiendo como dogma de fe la divinidad del Espíritu Santo. Este credo, que es el más largo que solemos cantar en las misas solemnes, fue aprobado por el papa San Damaso en el año 382, y en el 41 por el Concilio de Calcedonia, como la plataforma fundamental de toda la fe de la Iglesia. El cocilio prefirió afirmar la divinidad del Espíritu Santo siguiendo la SagradaEscritura, es decir, tomando de ella los títulos, obras y cualidades que le atribuye al Espíritu Santo, y que son propias y exclusivas de Dios.



  • ¿Qué es lo que creemos?:


Desde luego creemos lo que Él ha revelado en la Palabra de Dios por medio de los escritores sagrados,  hacerca de sí mismos, y que el Concilio resume de esta manera:

"(Creo que el Hijo) se encarnó por obra del Espíritu Santo en el seno de María Virgen" este concilio con toda la tradición antigua de la Iglesia, mira la virginidad de María al concebir a Jesús,como un signo de la obra creadora del Espíritu Santo en ella,  de modo que Aquel a quien poco antes el mismo credo había confesado Hijo de Dios  y de la misma substancia del Padre (es decir, Dios igual a Él), toma de María un cuerpo y alma humanos, no por acción de unión matrimonial, sino por el poder creador del Espíritu. queda de este modo indicado que la encarnación del Hijo de Dios por nuestra salvación no puede ser sino una obra divina, llevada a cabo por el Espíritu (como afirman Mt 1, 18.20 y Lc 1, 35).


"Creo en el Espíritu Santo, Señor"

Tenemos aquí dos expresiones de su divinidad: 1º Creemos en Él. En el griego original ese creer en significa que toda nuestra vida tiende a Él y está consagrada. Por eso un fiel no puede creer sino en Dios. 2º El Título Señor que el Nuevo Testamento reserva para Dios. Por ejemplo, María, al referirse a Dios dice: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi Espíritu en Dios mi Salvador..." (Lc 1, 47); del Hijo afirma Santa Isabel: "¿Y de dónde a mí que la Madre de mi Señor venga a visitarme?". (Lc 1, 43); y del Espíritu Santo dice San Pablo: "El Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor allí hay libertad" (2 Cor 3, 17).


"Que hace la Vida"


Una traducción del Credo al Castellano no tan exacta dice: "Creo en el Espíritu Santo, Señor que da la vida". Aunque es verdad que da la vida, sin embargo, la expresión original en griego del credo es más fuerte: Creo en el espíritu Santo, Señor que "crea" la vida. En esta sentencia el concilio recoge muchas partes de la revelación de la palabra de Dios, por ejemplo, el hecho de que, desde el principio, cuando fue creado el hombre, Dios sopló sobre el su Espíritu y el comenzó a ser uns er viviente (Gn 2, 7). Así lo afirma también el Sal 104, 29-30. Pero, sobre todo, lo sabemos porque el dio la vida a Jesús, al llevar a cabo su encarnación en el seno de la Virgen María (Mt1, 18.20 y Lc 1, 35) y al resucitarlo de entre los muertos (Rm 1, 4; 8, 11).



"Que procede del Padre"


Indica su relación al interior de la Trinidad. Es verdad que la expresión de JEsús en San Juan: "Cuando venga el Consolador, el Espíritu de la Verdad que yo les enviaré y que procede del  Padre, Él dará testimonio de mí" (Jn 15, 26) se refiere a la misión del Espíritu Santo. Pero desde el principio de la Iglesia sabemos que por las misiones llegamos a conocer lo que son cada una de las personas de la Trinidad.



"Que con el Padre y el Hijo es adorado y glorificado"


Estas palabras también significan la divinidad del Espíritu Santo, aunque la expresan en una forma litúrgica. Toda gloria y adoración se dirige al único Dios,  que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Por eso, nuestra glorificación y adoración es una sola y se dirige a las tres personas de la Trinidad, así como en nombre de las tres recibimos el bautismo, porque, como antes dijimos, toda oración en la Iglesia corresponde a nuestra fe, y ésta es la fe en la que hemos sido bautizados. El que el Espíritu sea "con-glorificado" en una misma gloria con el Padre y el Hijo significa que siempre actúa con ellos; porque a Dios no lo vemos directamente, sino que su gloria se muestra en su poder, con el cual realiza las obras que nos salvan.



"Que habló por los profetas"


Esta expresión tiene resonancias bíblicas y catequéticas al principio de la Iglesia. Sin embargo, en el modo de entender "los profetas" se incluye toda la Palabra de Dios, de modo que esta frase quiere decir que Él inspiró a los escritores sagrados para que escribieran la Palabra de Dios, que es obra suya.


Inmeditamente después de esta confesión de fe, el concilio de Constantinopla nombra lo que el Espíritu Santo realiza en favor de los seres humanos para salvarlos: "Y en la Iglesia, que es Una, Santa, Católica y Apostólica, en el baurismo para la remisión de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna". Todas ellas, como se ve, son obras que solo puede realizar Dios porque son de origen divino.


Comparto con ustedes una audiencia general del Papa Francisco en la que habla sobre la fe en el Espíritu Santo. Gracias al Canal en Youtube de Rome Reports




Audiencia general: El Papa explica la fe en el Espíritu Santo


ROME REPORTS en Español

Publicado el 8/5/2013
http://es.romereports.com

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